Fue 0 a 0 con Peñarol y no pudo asegurarse su clasificación a los octavos de final de la Copa Libertadores.
BUENOS AIRES.- Huracán desperdició anoche una buena chance de dar un gran paso hacia la clasificación para los octavos de final de la Copa Libertadores de América, tras empatar como local 0-0 ante un Peñarol de Uruguay que jugó con un hombre menos desde los 21 minutos del primer tiempo por la expulsión de Nahitan Nandez, en el marco del grupo del máximo certamen del fútbol continental.
El final del encuentro dejó lugar para la polémica y en el centro de la escena al árbitro ecuatoriano Omar Ponce, quien acertó en aquella expulsión, pero fue abordado al finalizar el encuentro por ambos equipos, debido a que no convalidó un gol por bando.
En tiempo de descuento, sancionó una posición adelantada de Ramón Abila cuando Daniel Montenegro había batido por fin a Gastón Guruceaga, la figura del encuentro, y luego no convalidó un tanto del arquero uruguayo, al considerar que cargó contra Marcos Díaz cuando fue a buscar heroicamente la victoria y a evitar la eliminación de su equipo del certamen continental.
De esta manera, Huracán tendrá la dura misión de asegurar su acceso a la siguiente instancia de la Copa nada menos que como visitante ante el mejor equipo del grupo, Atlético Nacional de Medellín.
Huracán podría llegar un tanto más aliviado a ese encuentro si Sporting Cristal no vencía anoche al elenco colombiano, ya clasificado, en condición de local.
Le costó al conjunto de Eduardo Domínguez asimilar el planteo y las ambiciones de un Peñarol que salió dispuesto a atacar desde los primeros minutos. En esos instantes iniciales, Cristian Palacios fue un problema de difícil resolución para la defensa local, además del autor de un pase pinchado para Diego Forlán, quien se perdió el primero porque no consiguió impactar el balón y fue rápidamente atorado por Marcos Díaz.
La profundidad que logró el conjunto uruguayo, sobre todo en los primeros diez minutos, fue el principal déficit de Huracán hasta que se cumplió media hora de juego. Es que hasta entonces al Globo le había costado generar juego y saltear líneas.
Pero la infantil expulsión de Nandez, a los 22 minutos, por un planchazo en la mitad de la cancha sobre Mauro Bogado, amplió los espacios fértiles para atacar y Huracán logró introducirse varios metros más en campo contrario.
Cierto fue que Peñarol continuó llegando hasta Díaz, a través de un cabezazo suave de Nicolás Albarracín o un zurdazo de Diego Silvestre, ambos contenidos correctamente por el arquero local. Pero también lo fue que Huracán creció de la mano de Bogado y Matías Fritzler, que Ramón Abila tomó mayor protagonismo y hasta tuvo la opción más clara de la primera parte, y que merodeó con mayor frecuencia el área de Guruceaga.
La media distancia fue el arma predilecta del local a través de Bogado y Fritzler, pero le faltó puntería. Y bien pudo contar con un penal, pero el ecuatoriano Omar Ponce omitió sancionar una mano de Marcel Novick dentro del área penal.
Gran parte del segundo período se desarrolló en campo uruguayo, en buena medida por la supremacía numérica del elenco local aunque también influyó un cambio de postura del Globo, que fue más punzante y así convirtió en figura al arquero oriental.
Es que Guruceaga le ahogó los gritos al ingresado Ezequiel Miralles en tres ocasiones, a Mauro Bogado en dos, José San Román en una, y hasta realizó una triple salvada providencial cuando todo Huracán parecía meterse dentro de su arco.
Peñarol, de contraataque, apenas llegó a los 31 con un remate débil de Diego Forlán.
En un intenso cierre de partido, ninguno logró romper el cero en el marcador y el empate final no benefició a ninguno de los dos equipos.